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miércoles, 13 de agosto de 2008

Antonio Banderas “Todo Hollywood ha probado mi paella”






Desde que puso un pie en la Argentina, se esforzó por resaltar su fuerte vínculo con este país y por bajarse del altar de “estrella de Hollywood”, que ineludiblemente ocupa desde hace al menos quince años, cuando filmó su primera película para la industria norteamericana, Los reyes del mambo. “Llevo varias visitas a este país y cada vez que vengo es como subirme a una montaña rusa de emociones. Tengo muchos amigos aquí, hermosos recuerdos y grandes momentos profesionales. El otro día, cuando estuve en Chile, dije que era el país que más me recordaba a España porque me hacía sentir más cerca de casa. Bueno, ahora sí puedo decir: ¡estoy en casa! Y no es por decir cosas nomás”, aclara y recuerda cada una de sus visitas: la primera, a los 23 años, en 1984, cuando actuó con Alfredo Alcón en el Teatro Cervantes poco después del retorno de la democracia; la segunda, junto a Pedro Almodóvar para presentar un ciclo de su cine en Hebraica en 1987; la tercera, con Madonna en 1995, para grabar el musical Evita…Es excesivamente amable y por demás simpático. A cada momento, con sus gestos y su manera de dirigirse a quienes lo rodean, intenta acortar la distancia que lo separa del resto. Y por si quedan dudas, él lo dirá más de una vez a lo largo de la entrevista: “Sigo siendo el mismo muchacho malagueño de hace treinta años. Claro que me ha ido muy bien, pero lo esencial no ha cambiado. Soy la misma persona”.–¿Tenés la necesidad de ser accesible para la gente? –Yo siento que sigo siendo en esencia la misma persona que era antes de llegar a Hollywood. Me crié en un pueblo y aún tengo esas formas. Claro que sé que he llegado lejos, pero eso no me hace sentir más que el resto. Nunca perdí de vista mis orígenes. Y eso es lo que me ha llevado al éxito.–Gran parte de la recaudación que se obtiene con la venta de los perfumes se destina a beneficencia. ¿Creés que ser solidario es una obligación para quienes tienen la posibilidad de ayudar?–Sí lo es, absolutamente. No voy a ser hipócrita: la idea del perfume surgió por una propuesta de unos amiguetes de Málaga que en 1995 me propusieron aprovechar mi éxito para iniciar un negocio rentable. Y si bien yo acepté, desde el principio lo hice con la condición de que parte de la venta fuera destinada a colaborar con proyectos sociales. Porque creo que quienes podemos ayudar, debemos hacerlo.–¿Por qué en Argentina eligieron a la Fundación Garrahan?–Cada vez que vamos a un país con un nuevo perfume, anunciamos con anticipación que vamos a elegir un proyecto para darle financiamiento. Hacemos una selección entre las organizaciones o fundaciones que se presentan, y en este caso nos decidimos por la Fundación Garrahan, que es un ejemplo para los sistemas de salud pública y de compromiso social. No fue una elección fácil, porque lamentablemente son muchos los problemas sociales. Pero creemos que la salud de los niños es primordial para el futuro de una sociedad.–La mayor parte de la ayuda está destinada a organizaciones relacionadas con la infancia, ¿es un tema que te preocupa?–Sí, es un tema que siempre tengo presente desde que hace trece años, antes de que empezara con lo de los perfumes, fui a Somalia con Unicef. Estuve casi quince días y pude ver de cerca lo terrible que era eso. Vi gente muriéndose y niños raquíticos con barrigas enormes que ni siquiera lloraban. Puedo asegurar que esa imagen no se te borra nunca más de la mente.–¿Hollywood tiene conciencia social o vos sos el raro que habla de estas cosas?–No, no soy un chico raro. Hollywood es muy solidario y hay muchas personas con ese pensamiento en la industria. En cualquier caso, Hollywood es raro para un país que en general es muy conservador. Creo que muchas veces la gente nos ve como si todos nosotros hubiéramos nacido ahí y ésa hubiera sido siempre nuestra realidad. Y no es así: la gente viene de realidades muy distintas. Al contrario, son muy pocos los que han nacido en familias pudientes, sólo los “hijos de”. El resto tiene conciencia de los problemas sociales y siente la necesidad de devolverle un poco a la sociedad.–¿Hay también como una moda en ser solidario?–Seguro que hay quienes lo hacen para lavar su imagen o también por cierto complejo de culpabilidad. Pero no importan las razones por las que cada uno lo hace, ya que al que lo recibe eso no le cambia nada. Lo importante es ayudar. Lo demás es una cuestión de cada uno, y a mí no me interesa si de verdad lo sienten, si es por conveniencia o por moda. Ojalá sea una moda que sigan todas las empresas del mundo para lavar su imagen.–¿Cuáles son las ventajas de ser un ibérico en Hollywood?–La ventaja es que soy considerado un animal exótico. Incluso hoy, aunque ya llevo quince años trabajando allá, todavía me ven distinto de ellos. Y tampoco me asemejan a los hispanoamericanos porque mi acento es distinto. Eso es una ventaja para mí porque me permite tener acceso a determinados papeles que me interesan.–¿Y las desventajas?–Que no me consideran para otros papeles, los muy americanos, porque para ellos yo siempre tendré la impronta latina y mi acento español aún no se borra del todo. Pero no lo veo como negativo. (Baja la voz, como si pretendiera que nadie lo escuche.) Entre nosotros: ¡ojalá nunca me llamen para esos papeles! Porque yo me siento muy orgulloso de ser hispano y la verdad es que no me interesa interpretar a un chico de Oklahoma.–¿Sos un nostálgico de España?–No es nostalgia, es que soy muy aferrado a mis orígenes, a mis costumbres y a mi cultura. Pero no dejo tiempo para la nostalgia porque regreso mucho a España, siempre que puedo. De hecho, tenemos una casa en Málaga en la que pasamos todo el tiempo que podemos. Es algo que necesito y que no he dejado de hacer nunca.–¿Qué cosas te llevarías de España a Los Angeles para sentirte menos extraño?–¡Me lo llevaría todo! Uno lleva la cultura en la sangre y siempre es duro tener que dejarla. Uno extraña costumbres, por sobre todo, y quisiera poder llevárselas consigo, pero es imposible. Lo que me he llevado apenas me mudé a Los Angeles fue la paellera. Para mí la comida es algo muy importante, así que no hay nada español que no tenga en casa.–¿Cocinás paella para tus amigos actores?–Puedo afirmar que todo Hollywood ha probado mi paella. ¡Y nadie se ha atrevido a decirme que no le gustó!–En un ambiente en el que el divorcio y el escándalo son moneda corriente, con Melanie construyeron una de las parejas más sólidas y duraderas. ¿Cuál es el secreto?–Es, por sobre todo, mucho amor. Y luego, saber reconocer los distintos espacios y momentos de una relación. Saber que una pareja se construye día a día con dedicación y con entrega. Y aceptar que, así como la vida, una relación atraviesa momentos de distinta intensidad y de distinta armonía. Hoy hay una cultura demasiado orgásmica para mi gusto. Una pareja verdadera se empieza a construir y a consolidar cuando la novedad y la intensidad de los primeros encuentros ya pasaron. Ahí empieza la verdadera pareja. Y nosotros hemos atravesado todo eso juntos porque en la base hay mucho amor, del verdadero, muy profundo, el único que puede sostener a dos personas unidas durante trece años.–En un momento en que la juventud es el valor supremo, vos decís que preferís a las mujeres maduras, ¿es un mimo para Melanie?–No, es la verdad. Ha sido una constante en mi vida. No quiero ser duro con las chicas más jóvenes, pero siempre he encontrado a las mujeres más grandes más interesantes. No soy una persona edípica que anda buscando una mamá por la vida. En absoluto. Creo que en ese sentido es como los buenos vinos, los mejores son los más añejos. A las muy jóvenes las veo como que todavía les falta, por más bellas que sean.–Hollywood no lo entiende así…–Hollywood no es más que un reflejo del mundo real. Y hay un parámetro social que dice que un hombre maduro y una chica joven son una pareja admisible, pero no a la inversa. A nadie le resulta raro que una muchacha de 30 haga pareja con un hombre de 60, porque a él todavía se lo puede ver como seductor o galán. Pero una mujer de más de 50 no, entonces la vida de una actriz de Hollywood es muy limitada porque hace papeles muy acotados.–Cuando mirás atrás y te ves a los 19 años, con poco dinero en el bolsillo, tomando el tren a Madrid para cumplir tu sueño de ser actor y repasás el camino recorrido, ¿qué pensás?–Pues que esto es una aventura maravillosa. Que he andado un camino que no había imaginado, pero que fui en busca de él. Pero no es que fui detrás del éxito sino que he ido persiguiendo mi sueño de actuar. Y ese sueño me trajo hasta aquí.–Acabás de cumplir 47 años, ¿te preocupa el paso del tiempo?–No, es como lo de las parejas. Creo que la edad suma vivencias y que la vida pasa por momentos. No me angustia envejecer. Quizá sí pienso que todavía quiero hacer muchas películas y tengo muchos proyectos, y no sé si me va a alcanzar el tiempo para tanto.–¿Te sentís una persona afortunada?–Sí, absolutamente. En lo profesional, porque he hecho todo lo que quería hacer, y en lo personal, porque tengo una familia hermosa. [ Texto Paula Bistagnino Fotos F. Venegas/ Movilpress/gentileza Presidencia de la Nación ]


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