A los 30 años, la vida de Benjamín Vicuña parece rozar la perfección. Vive de lo que le gusta, la actuación, y tiene un currículum nutrido: 14 películas, 5 telenovelas, 7 series de televisión y más de 20 obras de teatro. En lo personal, conquistó a la más linda, Pampita, y formaron una familia con dos hijos: Blanca (3) y Bautista (1). “Somos gitanos, personas itinerantes, y siempre vamos a tener dos casas: una en Argentina y otra en Chile”, dirá luego.
Ahora están en Santiago, ya que Vicuña acaba de estrenar, el 28 de mayo pasado, La gran noche en teatro. El actor se mete en la piel de un cantante obsesionado con una fama que le será esquiva. Durante setenta minutos le pone el pecho a un personaje difícil, para el que tuvo que interpretar seis canciones que incluyen baladas románticas, cumbia y ranchera. “Estuve ensayando durante dos meses, unas nueve horas por día, de lunes a viernes. Por eso los nervios y la alegría de hoy...”, cuenta en su debut a sala llena en el Centro Mori de Vitacura, su tercera sala en Chile. Hoy, conseguir una entrada para ver a Eusebio de la Vega, el nombre de su personaje, es casi una misión imposible.
A esto hay que sumarle el estreno en Argentina, la semana pasada, de Fuera de carta, una película que se hizo en España. Su próxima obra en pantalla grande será Grado 3, en junio, para dar paso, en octubre, a Isla 10. También está confirmada su vuelta a la televisión con Un año para recordar, producción de Underground y Endemol, que se emitirá por Telefe en reemplazo de Los exitosos Pells. Y como si esto fuera poco, Vicuña tiene pensado viajar a Madrid para cerrar su participación en una película dirigida por Benicio del Toro, para luego cruzar hasta Londres, donde también fue tentado por una productora para hacer cosas. En el medio le surgió un compromiso solidario al que enseguida adhirió: viajar a la República de Haití para presentar y realizar junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS) un documental que intentará concientizar al mundo sobre la muerte de madres e hijos en Latinoamérica. Su destacada participación como miembro de UNICEF desde hace seis años lo posicionó para llevar adelante esta campaña.
Y volviendo a su vida itinerante, debido a sus continuos viajes por trabajo entre Argentina y Chile, Benjamín y Pampita decidieron instalarse en ambos países. En Buenos Aires se mudaron a un lujoso piso en las torres Le Parc Figueroa Alcorta. En Santiago viven en una casa de 700 metros cuadrados (con cancha de golf y studs para sus caballos, otra pasión), diseñada por Juan Pablo Vicuña, arquitecto y hermano del actor, que queda camino a Colina, a una media hora de Santiago. Hasta acá, una vida de película. Sin embargo, cuando Benjamín entra al lobby del Ritz Carlton de la mano de su hija mayor, su cara mostrará una mueca de fastidio al ver la tapa del diario La Tercera que publica: “Pampita y Vicuña llevan un mes viviendo distanciados”. Pero tragará hondo y se dedicará a la producción de fotos y luego a esta charla, distendida y exclusiva para GENTE.
–¿Sos el actor más reconocido de Chile?
–No, no lo pienso así, porque estaría cargando con una mochila muy pesada. Sé que la gente me quiere y que soy respetado por mis colegas; ése es mi mayor reconocimiento.
–¿La gran noche es la obra que te consagra como intérprete todo terreno?
–Bueno, no sé si la palabra es consagrar, pero lo tomo como un punto alto de mi carrera. Con la obra estamos inaugurando esta sala en Vitacura, la tercera del Mori (en sociedad con Gonzalo Valenzuela, el ex de Juana Viale) un proyecto que junto a las de Parque Arauco y Bellavista forma un circuito cultural interesante para Chile.
–Vista desde afuera, tu vida es casi perfecta: trabajás en lo que te gusta, tenés una mujer divina y dos hijos, un muy buen pasar económico…
–Sí, pero como dice el refrán, “la felicidad nunca es completa”. Siempre hay cosas para mejorar. Para poder tener mucho de lo que nombraste, hago un esfuerzo enorme. Lucho todos los días para poder ser feliz. Todos tenemos un pasado y a veces hay cosas en las que hay que trabajar para poder superar muchos traumas. Muchos prefieren dedicarle horas al gimnasio; yo hace años que voy al psicólogo. Me ayuda a tener mi cabeza despierta.
–¿Las mujeres se te tiran encima?
–(Risas) En este trabajo estás sobreexpuesto, es cierto, y siempre está la chica que quiere que le firmes un autógrafo o darte un beso. La tentación está. Hay que estar bien parado para no confundirse.
–¿La fama puede llegar a marearte?
–No. Al menos yo nunca me la creí: vivo con los pies sobre la tierra. Jamás me vas a ver sobrando a nadie.
–¿De dónde salen los rumores de que te separaste de Pampita?
–La verdad es que no sé, pero no puedo salir a desmentir todo el tiempo lo que dicen. Es una situación difícil, pero trato de no leer ni mirar programas de chimentos. De cualquier forma, los comentarios te llegan y terminan afectándote.
–¿Quién es más celoso: vos o Pampita?
–Creo que los dos por igual. Cuando la conocí a Caro, ella ya era famosa y trabajaba de modelo. Y lo mismo le pasó a ella: yo ya actuaba. Yo entiendo que ella tenga que desfilar con un bikini diminuto y ella entiende que puedo tener que besar a otra en televisión, cine o teatro.
–En un momento se dijo que estabas con Isabel Macedo y que ella era parte de la discordia entre Pampita y vos.
–No sé de dónde sacan eso. Con Isabel trabajamos juntos. Es una gran compañera, pero nada más. Lo que se habló después son todas mentiras.
–El jueves, en el estreno de tu obra, Pampita dijo que ustedes aprendieron a convivir con los rumores...
–Sabemos que muchas veces la prensa es el invitado de piedra de la boda y te lo tenés que aguantar. Lo importante es que Carolina, mis hijos y yo, tengamos bien en claro qué pasa puertas adentro.
–¿Van a tener más hijos?
–¡Me encantaría! ¡Muero por tener otro hijo! Ser padre me cambió la forma de ver la vida. Dejé de ser una persona egoísta y me di cuenta de que no todo pasaba por mí. Pero por ahora tenemos dos chicos muy chicos, y hay que criarlos. Yo insisto todo el tiempo, pero Carolina prefiere esperar.
–¿Casamiento?
–No, por ahora estamos muy bien así. Pienso más en tener otro hijo que en el casamiento.
–¿Habrá alguna sorpresa en tu carrera?
–Además de lo que estoy haciendo en teatro, espero ansioso el estreno de Grado 3 y de mi gran proyecto, Isla 10, una película que habla de las detenciones políticas en la dictadura de Pinochet. Luego empezaré con las grabaciones de Un año para recordar. Tenía muchas ganas de trabajar con Sebastián Ortega y por suerte se dio. Vamos a viajar con toda la familia a España y Londres, donde además visitaremos a Isabel, mi mamá, que vive allí.
–¿Sos solidario?
–Sí, ayudar es uno de mis objetivos principales. Creo que es una manera de devolver algo de todo el cariño que la gente me demuestra a diario. Hace seis años que colaboro con UNICEF y hace dos que me nombraron embajador por Chile. En muy poco tiempo me voy a Haití a hacer un documental para concienciar sobre la muerte infantil.
–¿Te interesa la política?
–Seguro. Trato de estar todo el tiempo informado de cuestiones tanto políticas como sociales. Acá en Chile participé de manera activa en la campaña presidencial de Michelle Bachelet. Y si bien al principio fui muy criticado por quienes entienden que los actores no tenemos que elegir un color político, hoy muchos me lo agradecen. Bachelet tiene una aceptación de más del 60 por ciento de la población.
–¿Te gustaría ocupar un cargo público?
–No, mi forma de participar es acompañando a los candidatos que me seducen. Con las salas de teatro conseguimos armar en Chile una movida cultural importante. Así colaboro con mi país.
–Ultima: ¿tu relación con Pampita es igual que hace cuatro años, cuando se conocieron?
–Tan maravillosa como desde el primer día. La diferencia está en que el amor que sentía por ella creció, porque ahora es la mamá de mis hijos. Sé que tengo una mujer fantástica a mi lado. Pero no soy de hablar de estas cosas en público. Lo que siento por ella se lo digo todos los días en la intimidad.
Fuente: gente Por Sergio Oviedo. Fotos: Javier Moreno.
Ahora están en Santiago, ya que Vicuña acaba de estrenar, el 28 de mayo pasado, La gran noche en teatro. El actor se mete en la piel de un cantante obsesionado con una fama que le será esquiva. Durante setenta minutos le pone el pecho a un personaje difícil, para el que tuvo que interpretar seis canciones que incluyen baladas románticas, cumbia y ranchera. “Estuve ensayando durante dos meses, unas nueve horas por día, de lunes a viernes. Por eso los nervios y la alegría de hoy...”, cuenta en su debut a sala llena en el Centro Mori de Vitacura, su tercera sala en Chile. Hoy, conseguir una entrada para ver a Eusebio de la Vega, el nombre de su personaje, es casi una misión imposible.
A esto hay que sumarle el estreno en Argentina, la semana pasada, de Fuera de carta, una película que se hizo en España. Su próxima obra en pantalla grande será Grado 3, en junio, para dar paso, en octubre, a Isla 10. También está confirmada su vuelta a la televisión con Un año para recordar, producción de Underground y Endemol, que se emitirá por Telefe en reemplazo de Los exitosos Pells. Y como si esto fuera poco, Vicuña tiene pensado viajar a Madrid para cerrar su participación en una película dirigida por Benicio del Toro, para luego cruzar hasta Londres, donde también fue tentado por una productora para hacer cosas. En el medio le surgió un compromiso solidario al que enseguida adhirió: viajar a la República de Haití para presentar y realizar junto a la Organización Mundial de la Salud (OMS) un documental que intentará concientizar al mundo sobre la muerte de madres e hijos en Latinoamérica. Su destacada participación como miembro de UNICEF desde hace seis años lo posicionó para llevar adelante esta campaña.
Y volviendo a su vida itinerante, debido a sus continuos viajes por trabajo entre Argentina y Chile, Benjamín y Pampita decidieron instalarse en ambos países. En Buenos Aires se mudaron a un lujoso piso en las torres Le Parc Figueroa Alcorta. En Santiago viven en una casa de 700 metros cuadrados (con cancha de golf y studs para sus caballos, otra pasión), diseñada por Juan Pablo Vicuña, arquitecto y hermano del actor, que queda camino a Colina, a una media hora de Santiago. Hasta acá, una vida de película. Sin embargo, cuando Benjamín entra al lobby del Ritz Carlton de la mano de su hija mayor, su cara mostrará una mueca de fastidio al ver la tapa del diario La Tercera que publica: “Pampita y Vicuña llevan un mes viviendo distanciados”. Pero tragará hondo y se dedicará a la producción de fotos y luego a esta charla, distendida y exclusiva para GENTE.
–¿Sos el actor más reconocido de Chile?
–No, no lo pienso así, porque estaría cargando con una mochila muy pesada. Sé que la gente me quiere y que soy respetado por mis colegas; ése es mi mayor reconocimiento.
–¿La gran noche es la obra que te consagra como intérprete todo terreno?
–Bueno, no sé si la palabra es consagrar, pero lo tomo como un punto alto de mi carrera. Con la obra estamos inaugurando esta sala en Vitacura, la tercera del Mori (en sociedad con Gonzalo Valenzuela, el ex de Juana Viale) un proyecto que junto a las de Parque Arauco y Bellavista forma un circuito cultural interesante para Chile.
–Vista desde afuera, tu vida es casi perfecta: trabajás en lo que te gusta, tenés una mujer divina y dos hijos, un muy buen pasar económico…
–Sí, pero como dice el refrán, “la felicidad nunca es completa”. Siempre hay cosas para mejorar. Para poder tener mucho de lo que nombraste, hago un esfuerzo enorme. Lucho todos los días para poder ser feliz. Todos tenemos un pasado y a veces hay cosas en las que hay que trabajar para poder superar muchos traumas. Muchos prefieren dedicarle horas al gimnasio; yo hace años que voy al psicólogo. Me ayuda a tener mi cabeza despierta.
–¿Las mujeres se te tiran encima?
–(Risas) En este trabajo estás sobreexpuesto, es cierto, y siempre está la chica que quiere que le firmes un autógrafo o darte un beso. La tentación está. Hay que estar bien parado para no confundirse.
–¿La fama puede llegar a marearte?
–No. Al menos yo nunca me la creí: vivo con los pies sobre la tierra. Jamás me vas a ver sobrando a nadie.
–¿De dónde salen los rumores de que te separaste de Pampita?
–La verdad es que no sé, pero no puedo salir a desmentir todo el tiempo lo que dicen. Es una situación difícil, pero trato de no leer ni mirar programas de chimentos. De cualquier forma, los comentarios te llegan y terminan afectándote.
–¿Quién es más celoso: vos o Pampita?
–Creo que los dos por igual. Cuando la conocí a Caro, ella ya era famosa y trabajaba de modelo. Y lo mismo le pasó a ella: yo ya actuaba. Yo entiendo que ella tenga que desfilar con un bikini diminuto y ella entiende que puedo tener que besar a otra en televisión, cine o teatro.
–En un momento se dijo que estabas con Isabel Macedo y que ella era parte de la discordia entre Pampita y vos.
–No sé de dónde sacan eso. Con Isabel trabajamos juntos. Es una gran compañera, pero nada más. Lo que se habló después son todas mentiras.
–El jueves, en el estreno de tu obra, Pampita dijo que ustedes aprendieron a convivir con los rumores...
–Sabemos que muchas veces la prensa es el invitado de piedra de la boda y te lo tenés que aguantar. Lo importante es que Carolina, mis hijos y yo, tengamos bien en claro qué pasa puertas adentro.
–¿Van a tener más hijos?
–¡Me encantaría! ¡Muero por tener otro hijo! Ser padre me cambió la forma de ver la vida. Dejé de ser una persona egoísta y me di cuenta de que no todo pasaba por mí. Pero por ahora tenemos dos chicos muy chicos, y hay que criarlos. Yo insisto todo el tiempo, pero Carolina prefiere esperar.
–¿Casamiento?
–No, por ahora estamos muy bien así. Pienso más en tener otro hijo que en el casamiento.
–¿Habrá alguna sorpresa en tu carrera?
–Además de lo que estoy haciendo en teatro, espero ansioso el estreno de Grado 3 y de mi gran proyecto, Isla 10, una película que habla de las detenciones políticas en la dictadura de Pinochet. Luego empezaré con las grabaciones de Un año para recordar. Tenía muchas ganas de trabajar con Sebastián Ortega y por suerte se dio. Vamos a viajar con toda la familia a España y Londres, donde además visitaremos a Isabel, mi mamá, que vive allí.
–¿Sos solidario?
–Sí, ayudar es uno de mis objetivos principales. Creo que es una manera de devolver algo de todo el cariño que la gente me demuestra a diario. Hace seis años que colaboro con UNICEF y hace dos que me nombraron embajador por Chile. En muy poco tiempo me voy a Haití a hacer un documental para concienciar sobre la muerte infantil.
–¿Te interesa la política?
–Seguro. Trato de estar todo el tiempo informado de cuestiones tanto políticas como sociales. Acá en Chile participé de manera activa en la campaña presidencial de Michelle Bachelet. Y si bien al principio fui muy criticado por quienes entienden que los actores no tenemos que elegir un color político, hoy muchos me lo agradecen. Bachelet tiene una aceptación de más del 60 por ciento de la población.
–¿Te gustaría ocupar un cargo público?
–No, mi forma de participar es acompañando a los candidatos que me seducen. Con las salas de teatro conseguimos armar en Chile una movida cultural importante. Así colaboro con mi país.
–Ultima: ¿tu relación con Pampita es igual que hace cuatro años, cuando se conocieron?
–Tan maravillosa como desde el primer día. La diferencia está en que el amor que sentía por ella creció, porque ahora es la mamá de mis hijos. Sé que tengo una mujer fantástica a mi lado. Pero no soy de hablar de estas cosas en público. Lo que siento por ella se lo digo todos los días en la intimidad.
Fuente: gente Por Sergio Oviedo. Fotos: Javier Moreno.
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