Si de algo se puede jactar Joaquín Sabina es de haberse arrastrado por los sinuosos caminos del amor. Pero en su bitácora sentimental pocos romances fueron tan perdurables como el que lo une a Buenos Aires.
Fue en 1984, cuando las luces de la calle Corrientes embelesaron a un Sabina que recorría bares y librerías en el más completo (y fugaz) anonimato. Esta ciudad, tantas veces imaginada, respondía a su ideal y en cada esquina se le insinuaba "hecha a su medida".
Buenos Aires, ya plagada de amigos e historias, vuelve a recibirlo por estos días para presentar Vinagre y rosas . Se trata de la gira que a los 60 años lo despide de las multitudes de estadio -al menos ésa es la idea original- y lo devuelve a escenarios más reducidos, que él conoce de sobra. Sabina tocó en el país por primera vez en el teatro Opera, donde presentó El hombre del traje gris . Era el año 1988 y los recitales en días de semana eran improbables, así como vender 700 localidades. "Para la época fue un éxito", recuerda el productor Alberto Miguel, que desde entonces se encarga de traerlo al país.
"Cuando lo conocí, yo tenía veintipico de años, hoy tengo 56. Así que imaginate la cantidad de giras y noches de juerga que hemos pasado juntos", asegura Miguel, director de Artes Group. El también tiene algo de qué jactarse: de conocer de sobra las preferencias del artista cuando nos visita.
La ciudad siempre tiene lugares por descubrir pero, a esta altura, Sabina se mueve en un circuito bien delimitado. "Si viviera acá, elegiría San Telmo. Una de las razones por las que se hospeda en el hotel Faena es porque le queda cerca. Es un barrio que le recuerda mucho al suyo en Madrid. Allí suele comer en La Brigada", explica el empresario.
Xeneize de alma, otro punto clave en su cartografía emocional es la Bombonera. Y tampoco podemos olvidar González Catán, inmortalizado en la canción "Dieguitos y Mafaldas", inspirada por la más famosa de sus novias argentinas, Paula Seminara.
"Además de Maradona, es amigo de Martín Palermo y Román Riquelme. Tocar allí es siempre una experiencia muy fuerte. Suele ponerlo algo nervioso", agrega y comenta que los días en que se presenta intenta no hablar con nadie para cuidar la voz y llega a comunicarse con sus colaboradores a través de notas.
A la hora de darse sus caprichos en el camarín o la habitación, Miguel asegura que el artista es muy moderado. "Suele pedir que haya té, miel y Jack Daniel´s. O un buen champagne".
Pero a lo que sí da rienda suelta cuando viene por estas zonas Sabina es a sus ganas de leer. Que, al parecer, son constantes. "Es una forma de vivir para él. Lee hasta mientras come. Lo he visto devorarse diez libros por semana". Una de las actividades predilectas de Sabina es perderse por librerías del centro. "Sino, contacta coleccionistas que le venden primeras ediciones o rarezas. Hace poco compró una serie de postales que Borges le envió a Bioy", resalta.
Sabina llegó al país con una comitiva de 24 personas entre managers, músicos, corista nueva (Olga Román tuvo un hijo y no participa de esta gira) y técnicos, detalla Miguel. También lo acompañan sus dos hijas, de 16 y 23 años, que se hospedan en el Faena.
Esta noche, Sabina estará acompañado por el grupo español Pereza, con quienes compuso Tiramisú de limón. En la conferencia que brindó anteayer el artista también prometió homenajes a Sandro y Mercedes Sosa. La intriga está puesta en quién más subirá al escenario de la Bombonera. "Estuvo preguntando mucho por Charly. No hay nada confirmado, pero con él nunca se sabe", remata Miguel.
La gira. Luego de presentarse en Trelew y Junín, Sabina tocará esta noche en el estadio Boca Juniors, con 40.000 localidades agotadas. La gira lo llevará a Chile, después a Mar del Plata y a Uruguay, para recalar otra vez en el interior de nuestro país. De ahí, seguirá por México.
La argentinidad según Sabina. Yo era un capo en el ambiente/derrochaba adrenalina,/me presentaba en Corrientes,/ tenía palco en el Colón . Charly, Diego y Olmedo. El Río de la Plata, Boca Juniors, la avenida Córdoba y otras referencias que nos tocan de cerca.
Fuente: Nacion
Fue en 1984, cuando las luces de la calle Corrientes embelesaron a un Sabina que recorría bares y librerías en el más completo (y fugaz) anonimato. Esta ciudad, tantas veces imaginada, respondía a su ideal y en cada esquina se le insinuaba "hecha a su medida".
Buenos Aires, ya plagada de amigos e historias, vuelve a recibirlo por estos días para presentar Vinagre y rosas . Se trata de la gira que a los 60 años lo despide de las multitudes de estadio -al menos ésa es la idea original- y lo devuelve a escenarios más reducidos, que él conoce de sobra. Sabina tocó en el país por primera vez en el teatro Opera, donde presentó El hombre del traje gris . Era el año 1988 y los recitales en días de semana eran improbables, así como vender 700 localidades. "Para la época fue un éxito", recuerda el productor Alberto Miguel, que desde entonces se encarga de traerlo al país.
"Cuando lo conocí, yo tenía veintipico de años, hoy tengo 56. Así que imaginate la cantidad de giras y noches de juerga que hemos pasado juntos", asegura Miguel, director de Artes Group. El también tiene algo de qué jactarse: de conocer de sobra las preferencias del artista cuando nos visita.
La ciudad siempre tiene lugares por descubrir pero, a esta altura, Sabina se mueve en un circuito bien delimitado. "Si viviera acá, elegiría San Telmo. Una de las razones por las que se hospeda en el hotel Faena es porque le queda cerca. Es un barrio que le recuerda mucho al suyo en Madrid. Allí suele comer en La Brigada", explica el empresario.
Xeneize de alma, otro punto clave en su cartografía emocional es la Bombonera. Y tampoco podemos olvidar González Catán, inmortalizado en la canción "Dieguitos y Mafaldas", inspirada por la más famosa de sus novias argentinas, Paula Seminara.
"Además de Maradona, es amigo de Martín Palermo y Román Riquelme. Tocar allí es siempre una experiencia muy fuerte. Suele ponerlo algo nervioso", agrega y comenta que los días en que se presenta intenta no hablar con nadie para cuidar la voz y llega a comunicarse con sus colaboradores a través de notas.
A la hora de darse sus caprichos en el camarín o la habitación, Miguel asegura que el artista es muy moderado. "Suele pedir que haya té, miel y Jack Daniel´s. O un buen champagne".
Pero a lo que sí da rienda suelta cuando viene por estas zonas Sabina es a sus ganas de leer. Que, al parecer, son constantes. "Es una forma de vivir para él. Lee hasta mientras come. Lo he visto devorarse diez libros por semana". Una de las actividades predilectas de Sabina es perderse por librerías del centro. "Sino, contacta coleccionistas que le venden primeras ediciones o rarezas. Hace poco compró una serie de postales que Borges le envió a Bioy", resalta.
Sabina llegó al país con una comitiva de 24 personas entre managers, músicos, corista nueva (Olga Román tuvo un hijo y no participa de esta gira) y técnicos, detalla Miguel. También lo acompañan sus dos hijas, de 16 y 23 años, que se hospedan en el Faena.
Esta noche, Sabina estará acompañado por el grupo español Pereza, con quienes compuso Tiramisú de limón. En la conferencia que brindó anteayer el artista también prometió homenajes a Sandro y Mercedes Sosa. La intriga está puesta en quién más subirá al escenario de la Bombonera. "Estuvo preguntando mucho por Charly. No hay nada confirmado, pero con él nunca se sabe", remata Miguel.
La gira. Luego de presentarse en Trelew y Junín, Sabina tocará esta noche en el estadio Boca Juniors, con 40.000 localidades agotadas. La gira lo llevará a Chile, después a Mar del Plata y a Uruguay, para recalar otra vez en el interior de nuestro país. De ahí, seguirá por México.
La argentinidad según Sabina. Yo era un capo en el ambiente/derrochaba adrenalina,/me presentaba en Corrientes,/ tenía palco en el Colón . Charly, Diego y Olmedo. El Río de la Plata, Boca Juniors, la avenida Córdoba y otras referencias que nos tocan de cerca.
Fuente: Nacion
Joaquin sabina en bs as fotos entrevista
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